Este Blog se escribió bajo la inspiración del libro
 “Mujeres Resilientes”
del autor Alejandro Gorenstein.

«La resiliencia te invita a tomar decisiones, asumir desafíos, ir en busca de nuevas oportunidades, resurgir, renacer, volver a intentar, reescribir una historia. Siempre es interesante poder revisar qué aspecto de nuestra vida tenemos ganas de cambiar, con qué no estamos de acuerdo. Asumir ese camino y estar dispuesto a atravesar por esa transformación, que no es lineal, no es inmediata, pero que al final, tiene recompensa»

Alejandro Gorenstein

Una de las historias de este gran libro nos cuenta lo siguiente:

Una gran mujer resiliente, en 2008 estaba embarazada de su segunda hija, a la que llamaría Paulina, su primera hija era Catalina de 4 años, todos los meses les acompañaba a sus controles a excepción del último, en el cuál recibe una noticia “El corazón de su hija no está latiendo”. Manifiesta ella, que su mundo se vino abajo, al ser enfermera de profesión, comprendió raídamente lo que estaba ocurriendo, aunque no lo podía creer, es por ello que buscó una segunda revisión en otro centro médico. Definitivamente, se da cuenta que su bebé falleció en su vientre.

Ella, comenta que en la vida nacemos dos veces, el primero cuando venimos al mundo y el segundo cuando encontramos el para qué, es decir encontrar un sentido a lo que vivimos.

¿Cómo vivió su duelo?

Al principio menciona ella que una de las decisiones difíciles era comentar lo ocurrido, es por ello que en cuanto se enteró de que su bebé estaba en su vientre y no tenía latidos, llamó a su hermano para que sea el puente de comunicación hacia su madre y suegra. Pero la decisión que le causó aún mucho más dolor, como si no fuese suficiente lo que estaba viviendo, es cuando el doctor le preguntó si desearía que su bebé nazca bajo parto natural o cirugía, ella comenta “por supuesto que sería cirugía, sabía que mi bebé falleció”. Luego de la cirugía, en mi habitación, lo único que quería es ir a casa, para hablar con mi hija pequeña ¿Cómo le diría que su hermanita ya no está, cuando fuimos las dos quienes preparamos su pañalera para recibirla?

Menciona que su duelo lo llevó por 9 meses, así como un embarazo, como un renacer, comparte que ella se reconoce como una mujer sociable, y por ello los grupos de ayuda fueron su base para salir de ese enojo, afirma lo siguiente: “pasé por todas las etapas del duelo, estaba peleando con todo, me enojé con el mundo, con Dios, estaba muy triste y enojada hasta que hice click con la vida”.

“Aprendí a vivir con mi dolor, lo transformé a ese dolor y seguí viviendo, cambié el por qué con un para qué. Dentro de mi profesión me volví aún más empática, si veía mujeres que tenían una pérdida de su bebé. Me acercaba les daba la mano, las acompañaba, no podía cambiar lo que pasó, pero si elegí como sobrellevar mi historia, me di cuenta que el dolor más profundo también se lo puede sobrellevar”.

¿Qué pasó después?

Mi miedo de chica, siempre fue no poder ser mamá, al perder a mi hija, me puse a investigar el motivo de su fallecimiento, fui a varios médicos, me lo explicaron, y también después de un buen tiempo decidí ser mamá, por mí, por mi familia, por mi hija. Los doctores me decían que tenía que atravesar el proceso de tratamiento físico, psicológico, yo estaba feliz, pero con duda continua, hasta que nació Camilo, mi familia me ayudó, me apoyó. Cata ya de 8 años, recibió a su hermano, fue nuestra luz y alegría.