En muchas ocasiones, han existido creencias de que, ante la partida de un ser querido, como dolientes, lo primero que debemos hacer es retirar sus pertenencias o por lo menos, sus prendas de vestir; esto se vuelve una situación difícil, pues el cepillo de dientes en el baño, zapatos bajo la cama y el armario lleno de su ropa son objetos que para los dolientes resulta difícil saber en qué dirección caminar, creyendo que tan pronto como quitemos las pertenencias del ser querido, el proceso de la aceptación será más rápido en un intento de “si no lo veo, no me duele”; sin embargo, este tipo de acciones pueden hacer que el proceso de duelo sea más complicado. Porqué sanar no es olvidar

Entonces, ¿Qué puedo hacer con sus pertenencias?

En primera instancia, es primordial que dentro de las familias se dé la comunicación y un consenso general, permitiendo elegir a una persona o varias, como él o los encargados de elegir aquellos objetos, en especial las prendas de vestir, que pueden ser conservadas y cuáles no.

Una de las recomendaciones que podemos hacer para la utilidad que queramos darles a las prendas de vestir de nuestro ser querido, es el que estas sean bendecidas por la comunidad eclesiástica a la que pertenezcan. En caso de pertenecer a la iglesia católica, esta actividad representa la bendición de Dios y la propiedad del objeto y la dedicación a él, y con esta bendición, los objetos adquieren un carácter sagrado para quienes pertenecían, permitiéndonos como dolientes, sentirnos más tranquilos de que nuestro ser querido descanse en paz y reconociendo que la gracia de Dios está presente en sus objetos personales. El duelo y la fe son una dualidad muy importante para la elaboración del duelo.

No existen inconvenientes si al final del día se decide conservar todo y guardarlo en una caja de cartón, tirar algunas cosas a la basura o reglar a quienes pueden necesitarlo. Es necesario recordar que será inevitable que los recuerdos lleguen a estar presente de todo aquello que pertenecía al ser querido, los recuerdos y anhelos que existían, teniendo en cuenta que no hay ninguna prisa para emprender esta tarea ni tampoco una meta específica, con el tiempo y proceso que desee tener.