Sólo las personas capaces de amar intensamente pueden sufrir un gran dolor, pero esta misma necesidad de amar sirve para contrarrestar sus duelos y les cura
(Leo Tolstoy).

 

Según lo describe Neimeyer et al. (2002), los padres que han perdido un hijo presentan seis características principales comunes en el proceso del duelo:

  • La promesa de no olvidar nunca al hijo.
  • El deseo de morir.
  • Una revitalización de las creencias religiosas.
  • Un cambio de valores.
  • Una mayor tolerancia.
  • La sombra de dolor.

Cuando la pérdida del hijo es súbita puede resultar muy traumática, especialmente si es por accidente o suicidio. Sean cuales sean las circunstancias, la muerte de un hijo, es uno de los hechos más dramáticos y complejos al que hacer frente. Como describe Rico Norman (2017), este tipo de duelo afecta:

  • Completamente la vitalidad de los padres.
  • El estado de choque de inicio impide aceptar los hechos.
  • El dolor es tan intenso que bloquea el pensamiento.
  • Aparecen sentimientos muy confusos que hacen sentir a los padres víctimas de una gran injusticia.
  • Aunque ambos progenitores manifiestan que es como perder una parte de uno mismo y que sienten que la vida les ha cambiado para siempre, hay variabilidad entre lo que siente el padre y lo que siente la madre. Ello, entre otras cosas, implica que haya una falta de sincronización en los momentos de más dolor; una falta de coincidencia en las necesidades sexuales; y sentimientos muy fuertes de irritabilidad hacia el otro.
  • La persona se siente fuera del proceso de duelo de su pareja y tiene dificultad para aceptar que vive la pérdida de una manera diferente.
  • Durante un tiempo persisten sentimientos de culpabilidad por el fracaso en las medidas de protección que se han usado con el hijo, lo cual provoca reproches constantes, y ello hace que se culpabilice al otro de la situación.
  • El hecho de ver crecer a los hijos de los otros puede llegar a ser un hecho insoportable.
En el duelo paterno indica la búsqueda de significado, aceptando la mortalidad humana o profundizando en su espiritualidad. Incluso los padres pueden superar el sentido de vida cuando buscan su fortaleza interior, su capacidad de enfrentamiento y deciden comprometerse con la vida (Solórzano, 2019).