En el proceso de duelo, en la persona enferma y cuidadores, es necesario convertir el sufrimiento en un acto humano de trascendencia y crecimiento, a través del valor de actitud.

El proceso de duelo es la reacción frente a una pérdida significativa. Pero, ¿de qué duelo se habla cuando la persona sigue presente físicamente y cada vez menos psicológicamente? En los casos en el que se ha cuidado a la persona enferma durante un largo período, la gestión del duelo se inicia con el diagnóstico de la enfermedad ya sea en la persona que la padece o en los familiares y allegados de la persona.

En la enfermedad de Alzheimer, básicamente se inicia con un duelo anticipado, en el que el proceso de duelo inicia antes de la muerte real del ser querido; este tipo de duelo permite la aceptación gradual de la realidad y la inevitabilidad de la pérdida, la posibilidad de resolver asuntos pendientes, la reorganización de roles y el lento desapego del entorno familiar de la persona enferma.

La evolución de la enfermedad y sus efectos generan gran incertidumbre, donde los cuidadores y familiares se enfrentar a continuas pérdidas sin ser conscientes de estar inmersos en un proceso de duelo, puede existir confusión de emociones y sentimientos.