En nuestra sociedad es bastante habitual mantener apartados a los niños de la muerte y de cuanto la rodea y, con frecuencia, se les oculta información o se enmascara, proporcionándoles información deformada y equivoca. No es raro que se le diga a un niño pequeño que quien ha muerto se ha ido de viaje, que ha sido trasladado a otro hospital, que es como si se hubiera dormido, o que se ha ido al cielo.

Los niños alcanzan un entendimiento de ambos, enfermedad y muerte, en diferentes etapas, a través de un proceso que depende de su nivel evolutivo y madurez cognitiva, más que de su edad cronológica.

Algunos de los conceptos cognitivos que son necesarios para entender plenamente la muerte son:

  • -El tiempo, incluyendo el sentido de para siempre.
  • -La transformación.
  • -La irreversibilidad.
  • -La causalidad.
  • -La operación concreta.

Generalmente a partir de los nueve años los niños poseen una noción madura de lo que significa morir, aunque algunos niños muestran conciencia de la universalidad de la muerte aproximadamente a los cuatro años.

Para los niños menores de 3 años

La muerte es algo provisional y reversible. Pueden creer que alguien con suerte puede evitar la muerte y que ellos mismos podrán vivir para siempre. Pueden creer que una persona muerta piensa y siente. Será pues necesario ser pacientes para explicarles una y otra vez lo ocurrido y lo que significa la muerte.

 

Hacia los cuatro o cinco años

Los niños empiezan a desarrollar algunas nociones acerca de la muerte; por ejemplo, el niño observa que la ausencia de movilidad es una característica de los organismos muertos. Piensa que la muerte es algo temporal causada por una fuerza externa de la cual no es imposible el rescate, y que los muertos comen, oyen, respiran, ven y piensan.

 

Entre el quinto y el noveno año

El niño comprende que los organismos muertos no solo permanecen inmóviles sino que también desaparecen. Fantasías y realidad se siguen confundiendo en la mente del niño.

A partir de los nueve años

La mayor parte de los niños, poseen un concepto maduro, abstracto de la muerte que implica: universalidad, irreversibilidad y permanencia.

 

SUGERENCIA

Es bueno decirles a los niños, aunque estamos muy tristes por lo ocurrido, vamos a seguir ocupándonos de ti lo mejor posible. El niño puede temer también ser abandonado por el familiar sobreviviente. Asegurarle que, el doliente aunque está muy afectado por el fallecimiento, va a seguir queriendo a la persona fallecida y que nunca la olvidaremos.